viernes, 4 de marzo de 2016

Resolver problemas y conflictos (Consejos para solucionar conflictos en familia)

Pasos en la resolución de conflictos ¸ Reconocimiento del problema. Debemos intentar conseguir la máxima información sobre el mismo. ¸ Requisitos básicos: serenidad, sinceridad, objetividad y flexibilidad ¸ Disposición, preparación e inicio del diálogo. ¸ Buscar el momento y lugar oportuno y definir los objetivos a lograr. ¸ Para que el diálogo sea constructivo debemos escuchar con atención, no minimizar las preocupaciones del hijo, cuidar nuestros gestos y palabras, no vayan a ser malinterpretadas; tratar de entender su punto de vista (empatía); centrar el tema obviando divagaciones; demostrar empeño en conseguir entre todos una solución satisfactoria y por último, avanzar en el diálogo zanjando asuntos previos y dejando bien definido el acuerdo tomado. ¸ Se propondrán y evaluarán las distintas alternativas. ¸ Comprometerse a cumplir la solución aceptada finalmente.
RECUERDA SIEMPRE: - La convivencia en la familia está expuesta a discrepancias como cualquier otro ámbito, por las características de las personas que la integran. - En ella es más fácil compatibilizar y afrontar posibles roces y problemas. - Enseñemos a nuestros hijos que los conflictos no deben resolverse por la fuerza, proporcionándoles un ambiente sereno y evitando el contacto con la violencia. - Para afrontar problemas la fórmula más eficaz es educar en el respeto a los demás y en el cumplimiento de ciertas normas. - Los padres deben estar decididos y convencidos de su capacidad para intentar resolverlos. - Hemos de mantener una comunicación fluida y permanente con los hijos. - El acuerdo mutuo fomenta la capacidad del grupo familiar para intentar resolver el problema sin menoscabo de las buenas relaciones, también ofrece más alternativas ya que intervenimos todos y el acuerdo logrado se cumplirá con mayor interés. - La práctica de la solución constructiva de conflictos es un buen entrenamiento para los hijos de cara a la convivencia en sociedad.

Elogios y apoyo (Beneficios y estrategias de como elogiar)

BENEFICIOS DE MOSTRAR RECONOCIMIENTO Y APOYO: - Aumenta la probabilidad de que los adolescentes decidan seguir comportándose de manera responsable, y de que determinados estilos de vida y valores se incorporen a su personalidad. - Aumenta la motivación y estímulo para seguir actuando del mismo modo. - Aprenden con más rapidez. - Cobran importancia los comportamientos y los valores por los que les mostramos reconocimiento y elogio.
EL ELOGIO FORTALECE LA AUTOIMAGEN, LA AUTOCONFIANZA Y LA AUTOESTIMA - Se forja lo que piensan y esperan de sí mismos, es decir, su autoimagen y su autovaloración. - Se fomenta la autoconfianza con la que caminan por la vida, se proponen metas y afrontan las adversidades y los riesgos. - Se estimula la valoración que hacen de sí mismos, es decir, su autoestima: cualidades, comportamiento y el orgullo de ser como son. ¿CÓMO ELOGIAR BIEN? ¸ Describir el comportamiento o cualidad que queremos alabar. ¸ Comunicar lo que sentimos ante dicho comportamiento. ¸ Resaltar, sintetizando, el comportamiento digno de elogio. ¸ Adaptar los tres consejos anteriores al estilo personal de cada uno.
RECUERDA QUE: - El elogio cuanto más inmediato mejor. - Sinceridad ante todo. - Elegir el momento y el lugar oportuno. - No utilizar los elogios nunca para reprochar algo a otra persona. - Centrarse en los valores propios de la persona elogiada. Evitar tópicos. - El elogio pierde valor cuando va seguido de una petición o exigencia. - No recordar errores pasados. - Adecuar los elogios a la edad del niño. - Las formas verbales y no verbales tienen gran importancia: Buscar elogios cálidos y afectivos. - No excederse con los elogios ya que pueden perder su valor. - Hacer ver que el elogio no es el final de un proceso, sino un paso intermedio en el desarrollo del mismo. - Un comportamiento acertado es demasiado valioso para dejarlo pasar inadvertidamente. - Cambiar la perspectiva para resaltar cualidades, habilidades, valores y comportamientos puede introducir cambios positivos en la comunicación familiar.
Otras estrategias de comunicación que potencian los valores y comportamientos de los hijos: - Prestarles ayuda en la realización de tareas escolares. - Cooperar y compartir aficiones. - Interesarnos por lo que hacen. - Ser expresivos. - Besar. - Hablar bien de ellos y contarles las alabanzas que hemos oído sobre su valía. - Pedirles opinión y ayuda.

Límites y normas (principios y seguimientos de los límites para establecer normas)

Los límites son reglas, normas o acuerdos que permiten una adecuada convivencia. Se necesitan para mantener un orden interno y son un marco de referencia para saber hasta donde llega la responsabilidad y compromiso propio en la relación con los demás. Poner normas en la familia significa definir lo que cada miembro puede y debe realizar, supone responsabilizarse de sus propios actos e implica respeto hacia los demás. Fijar normas en la educación de nuestros hijos es aportarles unas referencias con las que puedan desarrollar su personalidad y sus criterios para tomar decisiones, caminando por la vida con más seguridad. Capacitar a los hijos para convertir la regla en hábito, el hábito en disciplina y la disciplina en autocontrol, les sitúa en un plano privilegiado para todo tipo de situación en la vida. Los límites han de reunir tres características: razonables, pocos e importantes y justos.
PRINCIPIOS PARA ESTABLECER LAS NORMAS: - Cuanto antes mejor. - Siempre con acuerdo entre los padres. - Definir las normas de manera clara y operativa. - Formular las normas de manera positiva, es decir, diciendo lo que hay que hacer en vez de lo que no se puede hacer. - Cuidar las formas: amabilidad y firmeza. - Buscar el mejor momento. - Con tono de voz firme, amable y mirando a los ojos. - Mostrando un rostro acorde con las circunstancias. - Informar de la razón de cada norma. - Incorporar a los hijos al establecer normas y límites.
Seguimiento de los límites: - Debemos planificar el seguimiento y buscar fórmulas de antemano. - Mantener una comunicación fluida entre los padres, y también con los educadores para poder seguir la evolución de los hijos. - Educar combinando autoridad y cariño, creando un clima de confianza que le ofrezca la seguridad que necesita.

Autonomía (Importancia y consejos para promover la autonomía)

¿ES IMPORTANTE QUE NUESTROS HIJOS APRENDAN A SER INDEPENDIENTES? Evidentemente sí, ¿cuáles son las consecuencias de una falta de autonomía? - Se muestran inseguros en lo que hacen. - Hacen lo que los demás les dicen, aún en contra de sus principios y valores. - No asumen la responsabilidad de sus actos. - Tienen que soportar frecuentes reprimendas por lo que no hacen a causa de su dependencia, lo que puede crearles una idea negativa de si mismos. Si se promueve la autonomía e independencia de los hijos, estos tienen más probabilidad de: - Demostrar seguridad en lo que hacen. - Defender mejor sus criterios y valores frente a la presión de los demás. - Asumir la responsabilidad de sus actos. - Tener una imagen más positiva de sí mismos.
CONSEJOS PARA PROMOVER LA AUTONOMÍA 1. NO HACER POR UN HIJO LO QUE PUEDA HACER POR SI MISMO. Cuando les hacemos las cosas que ellos pueden hacer por si mismos, estamos enseñándoles a depender demasiado de nosotros y retrasamos su desarrollo y autonomía. 2. AYÚDALES A PENSAR. Hay que escucharles por sistema, en especial sus preocupaciones y problemas. 3. DARLES LA OPORTUNIDAD DE TOMAR DECISIONES. Pero también expresar vuestras dudas y objeciones respecto a ellas; resistirse a la tentación de decirles lo que tienen que hacer. Si se ponen límites, siempre es mejor darles la opción de elegir. 4. COMUNICARLES LO QUE QUEREMOS. Exponérselo en primera persona y de manera precisa. Revisar la racionalidad de lo que pedimos. 5. INSISTIR SI ES NECESARIO. Que nuestra persistencia no deje paso a la impaciencia o a la desesperación. Cargarnos de paciencia. 6. ESCUCHAR CÓMO SE SIENTEN Y EXPRESARLES COMO NOS SENTIMOS. Debemos elegir el momento oportuno, hacernos cargo de que le cuesta hacer lo que le pedimos, describir la situación en términos concretos, expresar nuestros sentimientos, comunicar lo que deseamos, no caer en la tentación de discutir. 7. VALORAR SU AUTONOMÍA. 8. NO AGOBIARLES CON PREGUNTAS. Debemos mostrar nuestra disposición a ayudarles, pero respetando que sean ellos quienes tomen la decisión de contarnos y compartir aspectos de su vida privada. 9. DEJARLES QUE ASUMAN LAS CONSECUENCIAS DE SUS ACTOS. 10. DEJARLES QUE BUSQUEN RESPUESTAS Y SOLUCIONES. Intentar que cuando necesiten ayuda, ellos se esfuercen por encontrar la mejor solución. Debemos acostumbrarlos e incitarlos con preguntas a que busquen apoyos externos. 11. PEDIRLES A MENUDO SU OPINIÓN. 12. COMPRENDER SUS ERRORES. Generar un ambiente tolerante con el error. Afrontar de forma constructiva algo tan inevitable como es incurrir en errores. Debemos convertir el error en una oportunidad para aprender y sobre todo mejorar.
RECUERDA SIEMPRE - Facilitar que hagan las cosas por sí mismos. - Escucharles por sistema y ayudarles a explorar sus intereses, necesidades y objetivos. - Promover condiciones para que aprendan a escoger y decidir. - Hablar desde nuestro punto de vista, comunicándoles honestamente lo que deseamos y expresándoles cómo nos sentimos. - Insistir si es necesario. - Hacernos cargo de sus dificultades dándoles muestras de que les entendemos. - Reconocer y valorar los progresos que hacen en sus tareas y responsabilidades. - Respetar su vida privada y no agobiarles con preguntas. - Permitirles que asuman las consecuencias de sus actos. - Dejarles que se esfuercen y busquen respuestas y soluciones a los problemas. - Consultarles y pedirles opinión en las tareas y problemas de la vida familiar. - Promover un clima de apoyo y confianza.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Vínculos afectivos (Importancia, como y cuando crearlos)

1.- VINCULOS AFECTIVOS Los vínculos afectivos son la expresión de la unión con nuestros hijos, más allá de la relación de parentesco. Es el cariño presente en todas las tareas educativas el que las fortalece, equilibra y suaviza, facilitando el establecimiento de normas y su cumplimiento. En la familia se teje la red de lazos afectivos cuando se vive una relación de confianza, diálogo, cariño, respeto, comprensión, ...
La importancia de los vínculos afectivos en la comunicación familiar: - Efectos positivos en los padres: Aumenta la capacidad de influir en los hijos y mejora la comunicación con ellos. - Efectos positivos en los hijos: Los vínculos afectivos les proporcionan fortaleza, confianza y seguridad en los momentos difíciles, y les ayuda a valorar a la familia como el elemento principal de sus vidas. - Efectos negativos si fallan los vínculos afectivos: La comunicación es conflictiva. RECUERDA ¸ Los vínculos afectivos son la expresión de la unión con nuestros hijos, más allá de la relación de parentesco. ¸ Crear y mantener lazos afectivos sólidos en la familia es fundamental para la educación. ¸ Los vínculos afectivos potencian nuestra capacidad de influir en nuestros hijos. ¸ Les fortalecen frente a la adversidad y los riesgos.
¿CÓMO CREAR LAZOS AFECTIVOS EN LA FAMILIA? 1. Escuchar y comprender lo que sienten y piensan nuestros hijos, sus sentimientos y emociones, aún en las situaciones en las que podrían considerarse que interviene más la razón. Cuando los escuchamos: - Mostramos aprecio y aceptación que es una manera de reconocimiento. - Nos convertimos en personas dignas de confianza. - Los comprendemos mejor y podemos llegar al fondo de sus problemas - Damos información al hijo de que le atendemos y nos preocupamos por él. - Favorecemos el diálogo incluso en temas difíciles. - Podemos recoger información útil que contribuya a reducir nuestra incertidumbre. - Potenciamos su participación y compromiso responsable en la vida de la familia. - Contribuimos a su tranquilidad y a reducir la posible ansiedad, estrés, hostilidad, pues le damos señales de que le entendemos y apoyamos. - Se incrementa nuestra capacidad de influencia cuando nos cuentan un problema o nos piden información o ayuda. - Ganamos tiempo a largo plazo, escuchando a corto plazo. Siembra y recogerás. 3 - Nos prestarán más atención cuando los que queramos hablar seamos nosotros. - Crearemos una cultura familiar basada en la aceptación y el respeto. Para mejorar nuestra manera de escuchar debemos: - Estar atentos a cuando ellos necesitan contarnos algo y manifestar nuestra disposición a oírles. - Dar señales verbales y no verbales de que les escuchamos con interés. - Hacerles preguntas para comprender mejor lo que nos quieran contar. - No interrumpir, dejarles hablar y facilitarles la exposición. - No juzgar. - No imponer nuestro “yo” (cuando yo tenía tu edad, yo en tu lugar, ...) - Superar las barreras que nos hacen difícil escucharlos: no tener tiempo suficiente, hacerlo en el momento adecuado, etc. 2. Conocer y expresar nuestros sentimientos. Debemos tener conocimiento de la salud, cualidades, defectos, limitaciones, estados de ánimo y sentimientos propios así como los de nuestros hijos. Discernir y fomentar los sentimientos positivos y aprender y enseñar a controlar los negativos, estimula el desarrollo de nuestros hijos y enriquece a los padres, pues al enseñar también se aprende. 3. Compartir situaciones y experiencias. Podemos compartir aficiones, hobbies, juegos, tiempo de ocio, viajes. Los padres también deben contar alguno de sus problemas a los hijos, pedir consejo. Esto les demuestra que se les considera importantes y que valoramos su ayuda, a la vez que ellos se sienten miembros activos de la familia. Corregir, regañar o castigar a nuestros hijos cuando conviene, no rompe la relación de cariño que tenemos con ellos. Hemos de hacerlo siempre de forma sosegada, sin ira, pero con la firmeza necesaria.
¿CUÁNDO CREAR LAZOS AFECTIVOS EN LA FAMILIA? Se deben establecer desde el nacimiento. En la primera infancia las manifestaciones de cariño, besos, abrazos, caricias, ... son fundamentales; debiendo continuar en todas las etapas de su desarrollo evolutivo. El contacto físico es un elemento muy positivo. En la infancia se tejen las redes afectivas cuando compartimos con ellos juegos y situaciones de la vida cotidiana (baño, comidas, etc.) En la preadolescencia (10-12 años), ellos necesitan comunicarse, expresar abiertamente lo que piensan y sienten, es entonces cuando los lazos se mantienen a través de la escucha y la empatía. Es en la adolescencia cuando los vínculos se ponen a prueba, por lo tanto debemos reforzarlos y cultivarlos, prestándoles atención y sobre todo, poniéndonos en su lugar. Nos puede ayudar acordarnos de cuando teníamos su edad. Es la edad donde la empatía resulta imprescindible. Debemos tener en cuenta su estado de ánimo, los mensajes que nos trasmiten, cómo les afecta emocionalmente lo que nos dicen, fijarnos en sus sentimientos. Beneficios de mostrar empatía: - Les animamos a expresar sus emociones y a conocerlas mejor. - Les damos señales de que son comprendidos y que compartimos sus sentimientos y preocupaciones. - Les damos la oportunidad de aprender a superarlas mejor. - Se reduce la hostilidad, el enfado, el resentimiento, y se crea un clima más favorable para la comunicación. - Disminuyen las resistencias a cambiar de actitudes, de opinión. - Adquirimos una perspectiva diferente sobre ellos y sobre sus emociones. Para mejorar nuestra capacidad de comunicar empatía a nuestros hijos debemos: - Reconocer y respetar sus sentimientos. - Observar las señales no verbales, identificando las emociones que las provocan. - Comunicar comprensión y apoyo. - Dedicarles nuestro tiempo, sin prisas.

Deprivación Afectiva

a) CAUSAS Cuando el niño no ha establecido un vínculo afectivo sereno y estable, cuando no ha logrado el clima afectivo adecuado; cuando el adolescente no ha desarrollado un apego de seguridad… y la escuela no ha sido capaz de ayudar al niño, al adolescente o al joven a superar las carencias ambientales y familiares, llega la deprivación afectiva. El niño-adolescente-joven se siente no querido, no aceptado e inseguro. En estas circunstancias su comportamiento suele degenera en conductas social y emocionalmente conflictivas e inadecuadas. La privación emocional no significa que el niño esté privado de toda experiencia emocional, sería imposible y desde luego indeseable. Significa que el niño es privado de experimentar cantidades razonables de emociones placenteras, especialmente curiosidad, alegría, felicidad, amor y afecto. Es decir no recibe ni la cantidad ni la calidad de afecto y cariño necesario y lo que es más importante, ni a su debido tiempo
El niño necesita experimentar el afecto de sus padres, ESTO ES EVIDENTE, es el modo de adquirir su autoestima y la seguridad necesaria que le permita alcanzar su autonomía personal, pero no siempre ocurre así. La privación afectiva padecida durante la infancia puede dar lugar a numerosos trastornos psicológicos y psicopatológicos que se manifiestan a lo largo de la propia infancia, a veces a la llegada de la adolescencia, pudiendo persistir en la edad adulta. La gravedad de esta situación depende del momento (edad del niño) en que se produzca la privación, del tiempo que dura, del tipo de emoción de la que es privado y de otros muchos factores.
El momento en el que se produce la deprivación afectiva es importante. Durante el primer año produce un estado de depresión general. El momento crítico es desde los seis meses a los dos-tres años, a partir de los cinco años los efectos son menores. Especial importancia merece la relación madre-hijo y la seguridad afectiva que ésta le trasmite. La separación y privación de la madre, sino se le proporciona una madre sustituta, lleva al niño a la situación de deprivación afectiva. La situación de deprivación afectiva es muy frecuente en los niños que han sido “puestos bajo el cuidado y atención de INSTITUCIONES”. Atendidos o tutelados por personas que no les muestran afecto, su desarrollo se resiente pudiendo llegar a ser hostiles, desobedientes, etc. e incluso al síndrome del hospitalismo. Cuando a la situación de deprivación afectiva la acompañan malos tratos (en realidad, los trastornos afectivos, son UNA FORMA MÁS DE MALTRATO INFANTIL, aunque socialmente no se la quiera ver así) causados por los padres o por las personas que tienen la custodia del niño, lo más probable es que se desarrolle una personalidad psicópata, a través de la cual el niño reclama el afecto que necesita, mediante conductas inadecuadas, estableciéndose incluso, un patrón de conductas contradictorias.
Cualquiera que sea la causa de la privación de afecto, causa daño al niño. Los niños de corta edad con esta privación suelen sufrir retraso en su desarrollo físico y mental, los cuales van acompañados de efectos específicos, tales como inquietud al principio, lloros y rabietas; después apatía general, indiferencia, falta de apetito y enfermedades psicosomáticas... llegando a padecer el síndrome del hospitalismo.

Factores influyentes: La Escuela

La escuela influye en el desarrollo integral del niño, ya que no sólo interviene en la transmisión del saber científico, culturalmente organizado, sino que influye en la socialización e individualización del niño, desarrollando las relaciones afectivas, la habilidad para participar en las situaciones sociales (juegos, trabajos en grupo, etc.), las destrezas de comunicación, las conductas presociales y la propia identidad personal. Respecto a la identidad personal el niño cuando entra en la escuela viene acompañado de un grupo de experiencias previas que le permiten tener un concepto de si mismo que se va a encontrar reafirmado o no por el concepto que los demás van a tener de él, lo que supondrá una ampliación de su mundo de relaciones. En el desarrollo afectivo-social del niño, la escuela y los compañeros ocupan un lugar muy importante. El comportamiento del niño está influenciado por el tipo de relaciones que tiene con “sus iguales”.
El lugar que ocupa en clase y las calificaciones que obtenga son indicadores de su posición con respecto a sus compañeros, cuando se siente aceptado, el sujeto reafirma su autoestima y autoconcepto, por el contrario, cuando existe rechazo, infravalora su propia estima. Ser querido-aceptado o no querido-rechazado condiciona nuestra vida, en los niños y en los adultos. Sí soy aceptado, me siento seguro y mi autoconcepto es positivo. Si soy rechazado, no aceptado, me siento inseguro y dudo de mis posibilidades y capacidades. El vínculo afectivo equilibrado y estable hace que el niño-adolescente desarrolle un modelo mental positivo y una conducta social-emocional adaptada.
Desde los 6 años, las relaciones con otros niños aumentan y se consolidan; así se van formando las "sociedades" infantiles que son clave en el desarrollo de la autonomía infantil. Los padres y educadores deben fomentar dichas relaciones, nunca inhibirlas para no interferir en su consecución. Entre los 8 y 11 años pueden comenzar a manifestarse algunos trastornos de la vida afectiva y lo hacen a través de dificultades de aprendizaje. Niños que hasta el momento han mantenido un ritmo académico satisfactorio empiezan a cambiar, sus calificaciones se resienten sin motivo aparente que lo justifique.
La vida afectiva del preadolescente se caracteriza por un afán de emancipación, independencia y libertad, ya no es un niño y no quiere que se le trate como tal, quiere hacer lo que le agrade sin que nadie le diga lo que tiene que hacer. A consecuencia de esto, la unión con la familia es menor, se sublevan ante todo lo que representa sujeción y tutela, en casa se comportan de forma extraña, no quieren salir con sus padres y se avergüenzan de ellos, los critican y se inicia un distanciamiento comunicativo, pero al mismo tiempo tienen sentimientos contradictorios, saben que dependen de ellos y que los necesitan pero su deseo de libertad e independencia es más fuerte y eso les lleva a verles como "controladores de su vida". Si a los cambios evolutivos, le añadimos problemas carenciales, ambientales-familiares, los niños-adolescentes buscan un padre o una madre ideales, pero no suelen encontrar esa figura y viene la decepción, entonces el profesor puede convertirse en ese ideal que no han encontrado en el hogar familiar. El profesor debe comprender la situación y no rechazar esa relación pero debe saber actuar para que no exista confusión en el niño respecto a los roles que cada uno representa, debe ser consejero, orientador, educador, servirle de apoyo, etc. pero nunca debe intentar “suplir” la figura del padre o de la madre.
Siempre debe contar con los padres y hacerles participar en el proceso educativo de sus hijos para evitar intervenciones, de la escuela y de la familia, opuestas y contraproducentes. Actuando así, ambas instituciones contribuirán a mejorar el desarrollo intelectual, afectivo y social del niño.