martes, 1 de marzo de 2016
La Educación Afectiva
La afectividad, emociones, sentimientos y pasiones, desempeña un papel importante en
nuestras vidas. Están arraigadas biológicamente en nuestra naturaleza y forman parte de nosotros,
lo queramos o no. Con la ira expresamos malestar y puede servir para defendernos de
una situación de peligro; la ansiedad nos permite estar en estado de alerta ante situaciones
difíciles; la tristeza es una forma de expresar el dolor que llevamos dentro o nos lleva a pedir
ayuda; con las rabietas, manifestamos insatisfacción y frustración, etc. Las emociones, sentimientos,
etc. son necesarios; ahora bien, las emociones, pasiones… pueden dispararse en momentos
determinados sino se ejerce el debido control sobre ellas, pueden salir de nuestro control
y esto puede llegar a afectar a nuestro bienestar psicológico o repercutir en los demás, de
ahí la necesidad de una adecuada educación afectiva.
La educación en la afectiva se realiza por “contagio social”. No es necesaria una
programación para educar afectivamente, se realiza de forma espontánea y natural mediante la
educación familiar, escolar y mediante el proceso de socialización y culturización ambiental. Dicho
esto hay que matizar esta frase afirmando que el desarrollo emocional del niño es un tema
complejo, difícil de delimitar, por las múltiples conexiones que la esfera afectiva tiene con los
restantes procesos físicos y psíquicos del niño. Las emociones desempeñan un papel de
máxima importancia en la vida del niño. Añaden placer a sus experiencias cotidianas, sirven de
motivación para la acción. Las respuestas afectivas se vinculan con todas las situaciones y relaciones
humanas: con los padres, con el entorno, con el grupo de iguales, en el trabajo o aula,
en la actividad sexual, social y moral, en los procesos cognitivos, etc. Condicionan todos los
ámbitos de la vida de la persona.
El concepto de Afectividad, en sentido estricto, es la respuesta emocional y sentimental
de una persona otra persona, a un estímulo o a una situación. En sentido amplio, en el término
de afectividad se suele incluir tanto las emociones y los sentimientos como las pasiones. Las
emociones, son estados afectivos que sobrevienen súbita y bruscamente en forma de crisis
más o menos violentas y más o menos pasajeras (estado afectivo agudo, de corta duración y
acompañado de mayor o menor repercusión orgánica). Los sentimientos, son estados afectivos
complejos, estables, más duraderos que las emociones pero menos intensos (respuesta
duradera y persistente, pero de matices suaves). Las pasiones, serían estados afectivos que
participan en las características de las emociones y de los sentimientos en cuanto que poseen
la intensidad de la emoción y la estabilidad del sentimiento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario