miércoles, 2 de marzo de 2016

Vínculos afectivos (Importancia, como y cuando crearlos)

1.- VINCULOS AFECTIVOS Los vínculos afectivos son la expresión de la unión con nuestros hijos, más allá de la relación de parentesco. Es el cariño presente en todas las tareas educativas el que las fortalece, equilibra y suaviza, facilitando el establecimiento de normas y su cumplimiento. En la familia se teje la red de lazos afectivos cuando se vive una relación de confianza, diálogo, cariño, respeto, comprensión, ...
La importancia de los vínculos afectivos en la comunicación familiar: - Efectos positivos en los padres: Aumenta la capacidad de influir en los hijos y mejora la comunicación con ellos. - Efectos positivos en los hijos: Los vínculos afectivos les proporcionan fortaleza, confianza y seguridad en los momentos difíciles, y les ayuda a valorar a la familia como el elemento principal de sus vidas. - Efectos negativos si fallan los vínculos afectivos: La comunicación es conflictiva. RECUERDA ¸ Los vínculos afectivos son la expresión de la unión con nuestros hijos, más allá de la relación de parentesco. ¸ Crear y mantener lazos afectivos sólidos en la familia es fundamental para la educación. ¸ Los vínculos afectivos potencian nuestra capacidad de influir en nuestros hijos. ¸ Les fortalecen frente a la adversidad y los riesgos.
¿CÓMO CREAR LAZOS AFECTIVOS EN LA FAMILIA? 1. Escuchar y comprender lo que sienten y piensan nuestros hijos, sus sentimientos y emociones, aún en las situaciones en las que podrían considerarse que interviene más la razón. Cuando los escuchamos: - Mostramos aprecio y aceptación que es una manera de reconocimiento. - Nos convertimos en personas dignas de confianza. - Los comprendemos mejor y podemos llegar al fondo de sus problemas - Damos información al hijo de que le atendemos y nos preocupamos por él. - Favorecemos el diálogo incluso en temas difíciles. - Podemos recoger información útil que contribuya a reducir nuestra incertidumbre. - Potenciamos su participación y compromiso responsable en la vida de la familia. - Contribuimos a su tranquilidad y a reducir la posible ansiedad, estrés, hostilidad, pues le damos señales de que le entendemos y apoyamos. - Se incrementa nuestra capacidad de influencia cuando nos cuentan un problema o nos piden información o ayuda. - Ganamos tiempo a largo plazo, escuchando a corto plazo. Siembra y recogerás. 3 - Nos prestarán más atención cuando los que queramos hablar seamos nosotros. - Crearemos una cultura familiar basada en la aceptación y el respeto. Para mejorar nuestra manera de escuchar debemos: - Estar atentos a cuando ellos necesitan contarnos algo y manifestar nuestra disposición a oírles. - Dar señales verbales y no verbales de que les escuchamos con interés. - Hacerles preguntas para comprender mejor lo que nos quieran contar. - No interrumpir, dejarles hablar y facilitarles la exposición. - No juzgar. - No imponer nuestro “yo” (cuando yo tenía tu edad, yo en tu lugar, ...) - Superar las barreras que nos hacen difícil escucharlos: no tener tiempo suficiente, hacerlo en el momento adecuado, etc. 2. Conocer y expresar nuestros sentimientos. Debemos tener conocimiento de la salud, cualidades, defectos, limitaciones, estados de ánimo y sentimientos propios así como los de nuestros hijos. Discernir y fomentar los sentimientos positivos y aprender y enseñar a controlar los negativos, estimula el desarrollo de nuestros hijos y enriquece a los padres, pues al enseñar también se aprende. 3. Compartir situaciones y experiencias. Podemos compartir aficiones, hobbies, juegos, tiempo de ocio, viajes. Los padres también deben contar alguno de sus problemas a los hijos, pedir consejo. Esto les demuestra que se les considera importantes y que valoramos su ayuda, a la vez que ellos se sienten miembros activos de la familia. Corregir, regañar o castigar a nuestros hijos cuando conviene, no rompe la relación de cariño que tenemos con ellos. Hemos de hacerlo siempre de forma sosegada, sin ira, pero con la firmeza necesaria.
¿CUÁNDO CREAR LAZOS AFECTIVOS EN LA FAMILIA? Se deben establecer desde el nacimiento. En la primera infancia las manifestaciones de cariño, besos, abrazos, caricias, ... son fundamentales; debiendo continuar en todas las etapas de su desarrollo evolutivo. El contacto físico es un elemento muy positivo. En la infancia se tejen las redes afectivas cuando compartimos con ellos juegos y situaciones de la vida cotidiana (baño, comidas, etc.) En la preadolescencia (10-12 años), ellos necesitan comunicarse, expresar abiertamente lo que piensan y sienten, es entonces cuando los lazos se mantienen a través de la escucha y la empatía. Es en la adolescencia cuando los vínculos se ponen a prueba, por lo tanto debemos reforzarlos y cultivarlos, prestándoles atención y sobre todo, poniéndonos en su lugar. Nos puede ayudar acordarnos de cuando teníamos su edad. Es la edad donde la empatía resulta imprescindible. Debemos tener en cuenta su estado de ánimo, los mensajes que nos trasmiten, cómo les afecta emocionalmente lo que nos dicen, fijarnos en sus sentimientos. Beneficios de mostrar empatía: - Les animamos a expresar sus emociones y a conocerlas mejor. - Les damos señales de que son comprendidos y que compartimos sus sentimientos y preocupaciones. - Les damos la oportunidad de aprender a superarlas mejor. - Se reduce la hostilidad, el enfado, el resentimiento, y se crea un clima más favorable para la comunicación. - Disminuyen las resistencias a cambiar de actitudes, de opinión. - Adquirimos una perspectiva diferente sobre ellos y sobre sus emociones. Para mejorar nuestra capacidad de comunicar empatía a nuestros hijos debemos: - Reconocer y respetar sus sentimientos. - Observar las señales no verbales, identificando las emociones que las provocan. - Comunicar comprensión y apoyo. - Dedicarles nuestro tiempo, sin prisas.

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