viernes, 4 de marzo de 2016
Resolver problemas y conflictos (Consejos para solucionar conflictos en familia)
Pasos en la resolución de conflictos
¸ Reconocimiento del problema. Debemos intentar conseguir la máxima
información sobre el mismo.
¸ Requisitos básicos: serenidad, sinceridad, objetividad y flexibilidad
¸ Disposición, preparación e inicio del diálogo.
¸ Buscar el momento y lugar oportuno y definir los objetivos a lograr.
¸ Para que el diálogo sea constructivo debemos escuchar con atención,
no minimizar las preocupaciones del hijo, cuidar nuestros gestos y
palabras, no vayan a ser malinterpretadas; tratar de entender su punto
de vista (empatía); centrar el tema obviando divagaciones; demostrar
empeño en conseguir entre todos una solución satisfactoria y por
último, avanzar en el diálogo zanjando asuntos previos y dejando bien
definido el acuerdo tomado.
¸ Se propondrán y evaluarán las distintas alternativas.
¸ Comprometerse a cumplir la solución aceptada finalmente.
RECUERDA SIEMPRE:
- La convivencia en la familia está expuesta a discrepancias como
cualquier otro ámbito, por las características de las personas que la
integran.
- En ella es más fácil compatibilizar y afrontar posibles roces y
problemas.
- Enseñemos a nuestros hijos que los conflictos no deben resolverse
por la fuerza, proporcionándoles un ambiente sereno y evitando el
contacto con la violencia.
- Para afrontar problemas la fórmula más eficaz es educar en el
respeto a los demás y en el cumplimiento de ciertas normas.
- Los padres deben estar decididos y convencidos de su capacidad
para intentar resolverlos.
- Hemos de mantener una comunicación fluida y permanente con los
hijos.
- El acuerdo mutuo fomenta la capacidad del grupo familiar para
intentar resolver el problema sin menoscabo de las buenas
relaciones, también ofrece más alternativas ya que intervenimos
todos y el acuerdo logrado se cumplirá con mayor interés.
- La práctica de la solución constructiva de conflictos es un buen
entrenamiento para los hijos de cara a la convivencia en sociedad.
Elogios y apoyo (Beneficios y estrategias de como elogiar)
BENEFICIOS DE MOSTRAR RECONOCIMIENTO Y APOYO:
- Aumenta la probabilidad de que los adolescentes decidan seguir
comportándose de manera responsable, y de que determinados
estilos de vida y valores se incorporen a su personalidad.
- Aumenta la motivación y estímulo para seguir actuando del mismo
modo.
- Aprenden con más rapidez.
- Cobran importancia los comportamientos y los valores por los que
les mostramos reconocimiento y elogio.
EL ELOGIO FORTALECE LA AUTOIMAGEN, LA AUTOCONFIANZA
Y LA AUTOESTIMA
- Se forja lo que piensan y esperan de sí mismos, es decir, su
autoimagen y su autovaloración.
- Se fomenta la autoconfianza con la que caminan por la vida, se
proponen metas y afrontan las adversidades y los riesgos.
- Se estimula la valoración que hacen de sí mismos, es decir, su
autoestima: cualidades, comportamiento y el orgullo de ser como
son.
¿CÓMO ELOGIAR BIEN?
¸ Describir el comportamiento o cualidad que queremos alabar.
¸ Comunicar lo que sentimos ante dicho comportamiento.
¸ Resaltar, sintetizando, el comportamiento digno de elogio.
¸ Adaptar los tres consejos anteriores al estilo personal de cada uno.
RECUERDA QUE:
- El elogio cuanto más inmediato mejor.
- Sinceridad ante todo.
- Elegir el momento y el lugar oportuno.
- No utilizar los elogios nunca para reprochar algo a otra persona.
- Centrarse en los valores propios de la persona elogiada. Evitar
tópicos.
- El elogio pierde valor cuando va seguido de una petición o exigencia.
- No recordar errores pasados.
- Adecuar los elogios a la edad del niño.
- Las formas verbales y no verbales tienen gran importancia: Buscar
elogios cálidos y afectivos.
- No excederse con los elogios ya que pueden perder su valor.
- Hacer ver que el elogio no es el final de un proceso, sino un paso
intermedio en el desarrollo del mismo.
- Un comportamiento acertado es demasiado valioso para dejarlo
pasar inadvertidamente.
- Cambiar la perspectiva para resaltar cualidades, habilidades, valores
y comportamientos puede introducir cambios positivos en la
comunicación familiar.
Otras estrategias de comunicación que potencian los valores y
comportamientos de los hijos:
- Prestarles ayuda en la realización de tareas escolares.
- Cooperar y compartir aficiones.
- Interesarnos por lo que hacen.
- Ser expresivos.
- Besar.
- Hablar bien de ellos y contarles las alabanzas que hemos oído sobre
su valía.
- Pedirles opinión y ayuda.
Límites y normas (principios y seguimientos de los límites para establecer normas)
Los límites son reglas, normas o acuerdos que permiten una adecuada
convivencia. Se necesitan para mantener un orden interno y son un marco de
referencia para saber hasta donde llega la responsabilidad y compromiso
propio en la relación con los demás.
Poner normas en la familia significa definir lo que cada miembro puede
y debe realizar, supone responsabilizarse de sus propios actos e implica
respeto hacia los demás. Fijar normas en la educación de nuestros hijos es
aportarles unas referencias con las que puedan desarrollar su personalidad y
sus criterios para tomar decisiones, caminando por la vida con más seguridad.
Capacitar a los hijos para convertir la regla en hábito, el hábito en
disciplina y la disciplina en autocontrol, les sitúa en un plano privilegiado para
todo tipo de situación en la vida.
Los límites han de reunir tres características: razonables, pocos e
importantes y justos.
PRINCIPIOS PARA ESTABLECER LAS NORMAS:
- Cuanto antes mejor.
- Siempre con acuerdo entre los padres.
- Definir las normas de manera clara y operativa.
- Formular las normas de manera positiva, es decir, diciendo lo que
hay que hacer en vez de lo que no se puede hacer.
- Cuidar las formas: amabilidad y firmeza.
- Buscar el mejor momento.
- Con tono de voz firme, amable y mirando a los ojos.
- Mostrando un rostro acorde con las circunstancias.
- Informar de la razón de cada norma.
- Incorporar a los hijos al establecer normas y límites.
Seguimiento de los límites:
- Debemos planificar el seguimiento y buscar fórmulas de antemano.
- Mantener una comunicación fluida entre los padres, y también con
los educadores para poder seguir la evolución de los hijos.
- Educar combinando autoridad y cariño, creando un clima de
confianza que le ofrezca la seguridad que necesita.
Autonomía (Importancia y consejos para promover la autonomía)
¿ES IMPORTANTE QUE NUESTROS HIJOS APRENDAN A SER
INDEPENDIENTES?
Evidentemente sí, ¿cuáles son las consecuencias de una falta de
autonomía?
- Se muestran inseguros en lo que hacen.
- Hacen lo que los demás les dicen, aún en contra de sus principios y
valores.
- No asumen la responsabilidad de sus actos.
- Tienen que soportar frecuentes reprimendas por lo que no hacen a
causa de su dependencia, lo que puede crearles una idea negativa
de si mismos.
Si se promueve la autonomía e independencia de los hijos, estos tienen
más probabilidad de:
- Demostrar seguridad en lo que hacen.
- Defender mejor sus criterios y valores frente a la presión de los
demás.
- Asumir la responsabilidad de sus actos.
- Tener una imagen más positiva de sí mismos.
CONSEJOS PARA PROMOVER LA AUTONOMÍA
1. NO HACER POR UN HIJO LO QUE PUEDA HACER POR SI MISMO.
Cuando les hacemos las cosas que ellos pueden hacer por si mismos,
estamos enseñándoles a depender demasiado de nosotros y retrasamos
su desarrollo y autonomía.
2. AYÚDALES A PENSAR. Hay que escucharles por sistema, en especial sus
preocupaciones y problemas.
3. DARLES LA OPORTUNIDAD DE TOMAR DECISIONES. Pero también
expresar vuestras dudas y objeciones respecto a ellas; resistirse a la
tentación de decirles lo que tienen que hacer. Si se ponen límites, siempre
es mejor darles la opción de elegir.
4. COMUNICARLES LO QUE QUEREMOS. Exponérselo en primera persona
y de manera precisa. Revisar la racionalidad de lo que pedimos.
5. INSISTIR SI ES NECESARIO. Que nuestra persistencia no deje paso a la
impaciencia o a la desesperación. Cargarnos de paciencia.
6. ESCUCHAR CÓMO SE SIENTEN Y EXPRESARLES COMO NOS
SENTIMOS. Debemos elegir el momento oportuno, hacernos cargo de que
le cuesta hacer lo que le pedimos, describir la situación en términos
concretos, expresar nuestros sentimientos, comunicar lo que deseamos,
no caer en la tentación de discutir.
7. VALORAR SU AUTONOMÍA.
8. NO AGOBIARLES CON PREGUNTAS. Debemos mostrar nuestra
disposición a ayudarles, pero respetando que sean ellos quienes tomen la
decisión de contarnos y compartir aspectos de su vida privada.
9. DEJARLES QUE ASUMAN LAS CONSECUENCIAS DE SUS ACTOS.
10. DEJARLES QUE BUSQUEN RESPUESTAS Y SOLUCIONES. Intentar
que cuando necesiten ayuda, ellos se esfuercen por encontrar la mejor
solución. Debemos acostumbrarlos e incitarlos con preguntas a que
busquen apoyos externos.
11. PEDIRLES A MENUDO SU OPINIÓN.
12. COMPRENDER SUS ERRORES. Generar un ambiente tolerante con el
error. Afrontar de forma constructiva algo tan inevitable como es incurrir en
errores. Debemos convertir el error en una oportunidad para aprender y
sobre todo mejorar.
RECUERDA SIEMPRE
- Facilitar que hagan las cosas por sí mismos.
- Escucharles por sistema y ayudarles a explorar sus intereses,
necesidades y objetivos.
- Promover condiciones para que aprendan a escoger y decidir.
- Hablar desde nuestro punto de vista, comunicándoles honestamente
lo que deseamos y expresándoles cómo nos sentimos.
- Insistir si es necesario.
- Hacernos cargo de sus dificultades dándoles muestras de que les
entendemos.
- Reconocer y valorar los progresos que hacen en sus tareas y
responsabilidades.
- Respetar su vida privada y no agobiarles con preguntas.
- Permitirles que asuman las consecuencias de sus actos.
- Dejarles que se esfuercen y busquen respuestas y soluciones a los
problemas.
- Consultarles y pedirles opinión en las tareas y problemas de la vida
familiar.
- Promover un clima de apoyo y confianza.
miércoles, 2 de marzo de 2016
Vínculos afectivos (Importancia, como y cuando crearlos)
1.- VINCULOS AFECTIVOS
Los vínculos afectivos son la expresión de la unión con nuestros hijos,
más allá de la relación de parentesco. Es el cariño presente en todas las
tareas educativas el que las fortalece, equilibra y suaviza, facilitando el
establecimiento de normas y su cumplimiento. En la familia se teje la red de
lazos afectivos cuando se vive una relación de confianza, diálogo, cariño,
respeto, comprensión, ...
La importancia de los vínculos afectivos en la comunicación
familiar:
- Efectos positivos en los padres: Aumenta la capacidad de influir en los
hijos y mejora la comunicación con ellos.
- Efectos positivos en los hijos: Los vínculos afectivos les proporcionan
fortaleza, confianza y seguridad en los momentos difíciles, y les ayuda a
valorar a la familia como el elemento principal de sus vidas.
- Efectos negativos si fallan los vínculos afectivos: La comunicación es
conflictiva.
RECUERDA
¸ Los vínculos afectivos son la expresión de la unión con nuestros hijos,
más allá de la relación de parentesco.
¸ Crear y mantener lazos afectivos sólidos en la familia es fundamental
para la educación.
¸ Los vínculos afectivos potencian nuestra capacidad de influir en
nuestros hijos.
¸ Les fortalecen frente a la adversidad y los riesgos.
¿CÓMO CREAR LAZOS AFECTIVOS EN LA FAMILIA?
1. Escuchar y comprender lo que sienten y piensan nuestros hijos, sus
sentimientos y emociones, aún en las situaciones en las que podrían
considerarse que interviene más la razón.
Cuando los escuchamos:
- Mostramos aprecio y aceptación que es una manera de
reconocimiento.
- Nos convertimos en personas dignas de confianza.
- Los comprendemos mejor y podemos llegar al fondo de sus
problemas
- Damos información al hijo de que le atendemos y nos preocupamos
por él.
- Favorecemos el diálogo incluso en temas difíciles.
- Podemos recoger información útil que contribuya a reducir nuestra
incertidumbre.
- Potenciamos su participación y compromiso responsable en la vida
de la familia.
- Contribuimos a su tranquilidad y a reducir la posible ansiedad,
estrés, hostilidad, pues le damos señales de que le entendemos y
apoyamos.
- Se incrementa nuestra capacidad de influencia cuando nos cuentan
un problema o nos piden información o ayuda.
- Ganamos tiempo a largo plazo, escuchando a corto plazo. Siembra y
recogerás.
3
- Nos prestarán más atención cuando los que queramos hablar
seamos nosotros.
- Crearemos una cultura familiar basada en la aceptación y el respeto.
Para mejorar nuestra manera de escuchar debemos:
- Estar atentos a cuando ellos necesitan contarnos algo y manifestar
nuestra disposición a oírles.
- Dar señales verbales y no verbales de que les escuchamos con
interés.
- Hacerles preguntas para comprender mejor lo que nos quieran
contar.
- No interrumpir, dejarles hablar y facilitarles la exposición.
- No juzgar.
- No imponer nuestro “yo” (cuando yo tenía tu edad, yo en tu lugar, ...)
- Superar las barreras que nos hacen difícil escucharlos: no tener
tiempo suficiente, hacerlo en el momento adecuado, etc.
2. Conocer y expresar nuestros sentimientos. Debemos tener conocimiento
de la salud, cualidades, defectos, limitaciones, estados de ánimo y
sentimientos propios así como los de nuestros hijos. Discernir y fomentar
los sentimientos positivos y aprender y enseñar a controlar los negativos,
estimula el desarrollo de nuestros hijos y enriquece a los padres, pues al
enseñar también se aprende.
3. Compartir situaciones y experiencias. Podemos compartir aficiones,
hobbies, juegos, tiempo de ocio, viajes. Los padres también deben contar
alguno de sus problemas a los hijos, pedir consejo. Esto les demuestra que
se les considera importantes y que valoramos su ayuda, a la vez que ellos
se sienten miembros activos de la familia. Corregir, regañar o castigar a
nuestros hijos cuando conviene, no rompe la relación de cariño que
tenemos con ellos. Hemos de hacerlo siempre de forma sosegada, sin ira,
pero con la firmeza necesaria.
¿CUÁNDO CREAR LAZOS AFECTIVOS EN LA FAMILIA?
Se deben establecer desde el nacimiento. En la primera infancia las
manifestaciones de cariño, besos, abrazos, caricias, ... son fundamentales;
debiendo continuar en todas las etapas de su desarrollo evolutivo. El contacto
físico es un elemento muy positivo. En la infancia se tejen las redes afectivas
cuando compartimos con ellos juegos y situaciones de la vida cotidiana (baño,
comidas, etc.) En la preadolescencia (10-12 años), ellos necesitan
comunicarse, expresar abiertamente lo que piensan y sienten, es entonces
cuando los lazos se mantienen a través de la escucha y la empatía.
Es en la adolescencia cuando los vínculos se ponen a prueba, por lo
tanto debemos reforzarlos y cultivarlos, prestándoles atención y sobre todo,
poniéndonos en su lugar. Nos puede ayudar acordarnos de cuando teníamos
su edad. Es la edad donde la empatía resulta imprescindible. Debemos tener
en cuenta su estado de ánimo, los mensajes que nos trasmiten, cómo les
afecta emocionalmente lo que nos dicen, fijarnos en sus sentimientos.
Beneficios de mostrar empatía:
- Les animamos a expresar sus emociones y a conocerlas mejor.
- Les damos señales de que son comprendidos y que compartimos
sus sentimientos y preocupaciones.
- Les damos la oportunidad de aprender a superarlas mejor.
- Se reduce la hostilidad, el enfado, el resentimiento, y se crea un
clima más favorable para la comunicación.
- Disminuyen las resistencias a cambiar de actitudes, de opinión.
- Adquirimos una perspectiva diferente sobre ellos y sobre sus
emociones.
Para mejorar nuestra capacidad de comunicar empatía a nuestros hijos
debemos:
- Reconocer y respetar sus sentimientos.
- Observar las señales no verbales, identificando las emociones que
las provocan.
- Comunicar comprensión y apoyo.
- Dedicarles nuestro tiempo, sin prisas.
Deprivación Afectiva
a) CAUSAS
Cuando el niño no ha establecido un vínculo afectivo sereno y estable, cuando no ha logrado
el clima afectivo adecuado; cuando el adolescente no ha desarrollado un apego de seguridad…
y la escuela no ha sido capaz de ayudar al niño, al adolescente o al joven a superar las
carencias ambientales y familiares, llega la deprivación afectiva. El niño-adolescente-joven se
siente no querido, no aceptado e inseguro. En estas circunstancias su comportamiento suele
degenera en conductas social y emocionalmente conflictivas e inadecuadas.
La privación emocional no significa que el niño esté privado de toda experiencia emocional,
sería imposible y desde luego indeseable. Significa que el niño es privado de experimentar
cantidades razonables de emociones placenteras, especialmente curiosidad, alegría, felicidad,
amor y afecto. Es decir no recibe ni la cantidad ni la calidad de afecto y cariño necesario y lo
que es más importante, ni a su debido tiempo
El niño necesita experimentar el afecto de sus padres, ESTO ES EVIDENTE, es el modo
de adquirir su autoestima y la seguridad necesaria que le permita alcanzar su autonomía personal,
pero no siempre ocurre así. La privación afectiva padecida durante la infancia puede dar
lugar a numerosos trastornos psicológicos y psicopatológicos que se manifiestan a lo largo de
la propia infancia, a veces a la llegada de la adolescencia, pudiendo persistir en la edad adulta.
La gravedad de esta situación depende del momento (edad del niño) en que se produzca
la privación, del tiempo que dura, del tipo de emoción de la que es privado y de otros muchos
factores. El momento en el que se produce la deprivación afectiva es importante. Durante el
primer año produce un estado de depresión general. El momento crítico es desde los seis meses
a los dos-tres años, a partir de los cinco años los efectos son menores.
Especial importancia merece la relación madre-hijo y la seguridad afectiva que ésta le
trasmite. La separación y privación de la madre, sino se le proporciona una madre sustituta, lleva
al niño a la situación de deprivación afectiva.
La situación de deprivación afectiva es muy frecuente en los niños que han sido “puestos
bajo el cuidado y atención de INSTITUCIONES”. Atendidos o tutelados por personas que no les
muestran afecto, su desarrollo se resiente pudiendo llegar a ser hostiles, desobedientes, etc. e
incluso al síndrome del hospitalismo.
Cuando a la situación de deprivación afectiva la acompañan malos tratos (en realidad, los
trastornos afectivos, son UNA FORMA MÁS DE MALTRATO INFANTIL, aunque socialmente no
se la quiera ver así) causados por los padres o por las personas que tienen la custodia del niño,
lo más probable es que se desarrolle una personalidad psicópata, a través de la cual el niño reclama
el afecto que necesita, mediante conductas inadecuadas, estableciéndose incluso, un
patrón de conductas contradictorias.
Cualquiera que sea la causa de la privación de afecto, causa daño al niño. Los niños de
corta edad con esta privación suelen sufrir retraso en su desarrollo físico y mental, los cuales
van acompañados de efectos específicos, tales como inquietud al principio, lloros y rabietas;
después apatía general, indiferencia, falta de apetito y enfermedades psicosomáticas... llegando
a padecer el síndrome del hospitalismo.
Factores influyentes: La Escuela
La escuela influye en el desarrollo integral del niño, ya que no sólo interviene en la
transmisión del saber científico, culturalmente organizado, sino que influye en la socialización e
individualización del niño, desarrollando las relaciones afectivas, la habilidad para participar en
las situaciones sociales (juegos, trabajos en grupo, etc.), las destrezas de comunicación, las
conductas presociales y la propia identidad personal. Respecto a la identidad personal el niño
cuando entra en la escuela viene acompañado de un grupo de experiencias previas que le
permiten tener un concepto de si mismo que se va a encontrar reafirmado o no por el concepto
que los demás van a tener de él, lo que supondrá una ampliación de su mundo de relaciones.
En el desarrollo afectivo-social del niño, la escuela y los compañeros ocupan un lugar
muy importante. El comportamiento del niño está influenciado por el tipo de relaciones que tiene
con “sus iguales”. El lugar que ocupa en clase y las calificaciones que obtenga son indicadores
de su posición con respecto a sus compañeros, cuando se siente aceptado, el sujeto reafirma
su autoestima y autoconcepto, por el contrario, cuando existe rechazo, infravalora su propia
estima.
Ser querido-aceptado o no querido-rechazado condiciona nuestra vida, en los niños y en
los adultos. Sí soy aceptado, me siento seguro y mi autoconcepto es positivo. Si soy rechazado,
no aceptado, me siento inseguro y dudo de mis posibilidades y capacidades. El vínculo
afectivo equilibrado y estable hace que el niño-adolescente desarrolle un modelo mental positivo
y una conducta social-emocional adaptada.
Desde los 6 años, las relaciones con otros niños aumentan y se consolidan; así se van
formando las "sociedades" infantiles que son clave en el desarrollo de la autonomía infantil. Los
padres y educadores deben fomentar dichas relaciones, nunca inhibirlas para no interferir en su
consecución. Entre los 8 y 11 años pueden comenzar a manifestarse algunos trastornos de la
vida afectiva y lo hacen a través de dificultades de aprendizaje. Niños que hasta el momento
han mantenido un ritmo académico satisfactorio empiezan a cambiar, sus calificaciones se resienten
sin motivo aparente que lo justifique.
La vida afectiva del preadolescente se caracteriza por un afán de emancipación, independencia
y libertad, ya no es un niño y no quiere que se le trate como tal, quiere hacer lo que
le agrade sin que nadie le diga lo que tiene que hacer. A consecuencia de esto, la unión con la familia
es menor, se sublevan ante todo lo que representa sujeción y tutela, en casa se comportan
de forma extraña, no quieren salir con sus padres y se avergüenzan de ellos, los critican y
se inicia un distanciamiento comunicativo, pero al mismo tiempo tienen sentimientos contradictorios,
saben que dependen de ellos y que los necesitan pero su deseo de libertad e independencia
es más fuerte y eso les lleva a verles como "controladores de su vida".
Si a los cambios evolutivos, le añadimos problemas carenciales, ambientales-familiares,
los niños-adolescentes buscan un padre o una madre ideales, pero no suelen encontrar esa figura
y viene la decepción, entonces el profesor puede convertirse en ese ideal que no han
encontrado en el hogar familiar. El profesor debe comprender la situación y no rechazar esa relación
pero debe saber actuar para que no exista confusión en el niño respecto a los roles que
cada uno representa, debe ser consejero, orientador, educador, servirle de apoyo, etc. pero
nunca debe intentar “suplir” la figura del padre o de la madre. Siempre debe contar con los padres
y hacerles participar en el proceso educativo de sus hijos para evitar intervenciones, de la
escuela y de la familia, opuestas y contraproducentes. Actuando así, ambas instituciones contribuirán
a mejorar el desarrollo intelectual, afectivo y social del niño.
Factores influyentes: La Familia
Las influencias que el niño recibe desde el momento de su nacimiento van configurando
su personalidad. La relación que establezca el niño con su entorno depende de sus características
personales y de la actuación de los diversos agentes sociales. La familia, escuela y sociedad por ser los que más inciden son uno de los más importantes. Las influencias de
éstos agentes son básicas para que el sujeto alcance una estabilidad conductual y un nivel de
madurez adecuado que le permita ser autónomo y responsable.
a) La familia proporciona lo que consideramos condiciones óptimas para el desarrollo de
la personalidad de los individuos jóvenes. La familia es el primer contexto de desarrollo del niño
y el más duradero, por supuesto, otros escenarios o contextos sociales también modelan el desarrollo
de los niños, pero en cuanto al poder y a la extensión, ninguno iguala a la familia.
La familia constituye el medio natural en el que el niño comienza su vida e inicia su
aprendizaje básico a través de los estímulos y de las vivencias que recibe, las cuales le condicionan
profundamente a lo largo de toda su existencia; la estabilidad y equilibrio en su relación
materna-paterna, así como con el resto de los miembros familiares, definen el clima afectivo, en
el que transcurre la primera etapa de su vida.
En la educación del afecto hay que evitar dos extremos: “el amor desmedido” y “la educación
excesivamente rígida”. El desarrollo armónico y el afecto equilibrado esta en contra tanto
del "amor desmedido" propio de una educación paternalista y consentida, como de la crianza
autoritaria de los padres excesivamente severos.
Cuando los padres son muy indulgentes y mimosos agobian a sus hijos con el regalo
de excesivos caprichos o con demasiado cariño. Esta actuación hace que el niño se acostumbre a la idea de que siempre debe de ser así y no aprenderá jamás a esforzarse por algo que le
cueste el más mínimo esfuerzo.
En efecto, el niño mimoso, encontrará serios problemas para su inserción en la escuela
y en la relación con los “iguales”, ya que sin el desarrollo de unas pautas sociales de convivencia
y de comportamiento, que no han sido enseñadas por sus padres, se encontrará desamparado
y no podrá enfrentarse a los conflictos de la comunidad escolar. No encontrará el lugar de
privilegio del que ha disfrutado en el seno familiar.
La actitud contraria, la de los padres excesivamente rígidos y severos, con el pretexto
de que sus hijos deben acostumbrarse a las dificultades y la dureza de la vida, son “duros” e
impositivos, sin concesiones y sin afecto. Esta postura tampoco parece ser la orientación más
adecuada, porque privamos a los niños de la posibilidad de descubrir la afectividad y la ternura
(que sí existen), y a la larga, de aprender a amar.
martes, 1 de marzo de 2016
La Educación Afectiva
La afectividad, emociones, sentimientos y pasiones, desempeña un papel importante en
nuestras vidas. Están arraigadas biológicamente en nuestra naturaleza y forman parte de nosotros,
lo queramos o no. Con la ira expresamos malestar y puede servir para defendernos de
una situación de peligro; la ansiedad nos permite estar en estado de alerta ante situaciones
difíciles; la tristeza es una forma de expresar el dolor que llevamos dentro o nos lleva a pedir
ayuda; con las rabietas, manifestamos insatisfacción y frustración, etc. Las emociones, sentimientos,
etc. son necesarios; ahora bien, las emociones, pasiones… pueden dispararse en momentos
determinados sino se ejerce el debido control sobre ellas, pueden salir de nuestro control
y esto puede llegar a afectar a nuestro bienestar psicológico o repercutir en los demás, de
ahí la necesidad de una adecuada educación afectiva.
La educación en la afectiva se realiza por “contagio social”. No es necesaria una
programación para educar afectivamente, se realiza de forma espontánea y natural mediante la
educación familiar, escolar y mediante el proceso de socialización y culturización ambiental. Dicho
esto hay que matizar esta frase afirmando que el desarrollo emocional del niño es un tema
complejo, difícil de delimitar, por las múltiples conexiones que la esfera afectiva tiene con los
restantes procesos físicos y psíquicos del niño. Las emociones desempeñan un papel de
máxima importancia en la vida del niño. Añaden placer a sus experiencias cotidianas, sirven de
motivación para la acción. Las respuestas afectivas se vinculan con todas las situaciones y relaciones
humanas: con los padres, con el entorno, con el grupo de iguales, en el trabajo o aula,
en la actividad sexual, social y moral, en los procesos cognitivos, etc. Condicionan todos los
ámbitos de la vida de la persona.
El concepto de Afectividad, en sentido estricto, es la respuesta emocional y sentimental
de una persona otra persona, a un estímulo o a una situación. En sentido amplio, en el término
de afectividad se suele incluir tanto las emociones y los sentimientos como las pasiones. Las
emociones, son estados afectivos que sobrevienen súbita y bruscamente en forma de crisis
más o menos violentas y más o menos pasajeras (estado afectivo agudo, de corta duración y
acompañado de mayor o menor repercusión orgánica). Los sentimientos, son estados afectivos
complejos, estables, más duraderos que las emociones pero menos intensos (respuesta
duradera y persistente, pero de matices suaves). Las pasiones, serían estados afectivos que
participan en las características de las emociones y de los sentimientos en cuanto que poseen
la intensidad de la emoción y la estabilidad del sentimiento.
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